lunes, 30 de junio de 2008

¡¡¡¡Lo logramos!!!!!!!!!!!!!!!!!

44 años después, pese a tantos complejos, pese al gafe de Zapatero, pese al convencimiento de que nos ibamos a quedar en cuartos, como siempre, pese a que Alemania siempre ha sido como un panzer,

LO LOGRAMOS,

gracias a un golazo en solitario de Fernando Torres (¡que es de Madrid!), gracias a alguna gran parada de San Iker, gracias a que el equipo estuvo presionando hasta el minuto 90, sin conformarse jamás.

F.

sábado, 28 de junio de 2008

¡¡¡España!!!

Querida Alemamá, querido Juan Ignacio, queridos españoles que pasáis del furbo:

Sabed que ¡¡¡España ha llegado a la final de la Eurocopa!!! Esto es un notición, porque en toda la Historia sólo lo habíamos logrado dos veces: antes de que yo naciera (contra la URSS, ganamos) y hace muchísimos años, cuando yo aún era joven (contra Francia, perdimos). Para mí siempre ha sido un misterio cómo es posible que en España haya habido grandes equipos y grandes furbolistas y en cambio la selección nacional nunca haya hecho nada digno: ni en la Eurocopa ni, mucho menos, en el Mundial.

Sabed que el jueves, el día que ganamos a Rusia, una multitud de jóvenes invadió el centro de Madrid, el paseo de Recoletos, el del Prado, todo el mundo feliz. Se subieron a las fuentes, algunas de la época de Carlos III, y empezaron a dar botes, medio desnudos, y a desviar los chorros de agua: casi logran lo que no lograron ni Napoleón ni la Guerra Civil, destrozarlas.

Coincide este júbilo con dos noticias impactantes: ayer, viernes, el Parlamento regional del País Vasco dio el primer paso para convocar un referéndum de independencia, y la inflación llegó al 5%, cosa que no ocurría desde 1994, cuando estaba el anterior gobierno socialista. Supongo que si estas cosas ocurren en Argentina o en Chile, de inmediato la Honorable Presidenta de la República convocaría a ambas Cámaras, que se reunirían en sesión permanente. Aquí, los Reyes y medio gobierno se van mañana a Viena, a ver la final contra Alemania, y toda nuestra preocupación es encontrar la bandera en el baúl, y comprar unos packs maravillosos que venden en los súper, para la ocasión: incluyen patatas fritas, ganchitos, cocacolas y cervezas; el güisky lo pone cada uno.

Sabed que la gran discusión que hay en España no es sobre si conviene que juegue tal o cual jugador, o si es mejor esta táctica o la otra. No: la gran discusión es si puede ir al partido el presidente Zapatero o no, por su fama de gafe. Esta discusión no es de risa, sino seria: la gente, tan ilustrada, tan agnóstica, tan leída, realmente cree que si va él, traerá mala suerte a la selección. Por eso, se ha montado en internet una recogida de firmas para pedirle que lo vea desde Madrid, porque si perdemos mañana frente a Alemania, él será el culpable.

jueves, 26 de junio de 2008

San Josemaría

¡¡¡Hoy es San Josemaría!!!

De regalo, 4 puntos de Camino:

Sobre la filiación divina:

274 "Padre —me decía aquel muchachote (¿qué habrá sido de él?), buen estudiante de la Central—, pensaba en lo que usted me dijo... ¡que soy hijo de Dios!, y me sorprendí por la calle, 'engallado' el cuerpo y soberbio por dentro... ¡hijo de Dios!"

Le aconsejé, con segura conciencia, fomentar la "soberbia".


Sobre Jesús:

382 “Al regalarte aquella Historia de Jesús, puse como dedicatoria: "Que busques a Cristo: Que encuentres a Cristo: Que ames a Cristo".

—Son tres etapas clarísimas. ¿Has intentado, por lo menos, vivir la primera?"


Sobre las cosas pequeñas:

813 "Hacedlo todo por Amor. —Así no hay cosas pequeñas: todo es grande. —La perseverancia en las cosas pequeñas, por Amor, es heroísmo".

Sobre nuestra vida cotidiana:

998 "¡Bendita perseverancia la del borrico de noria! —Siempre al mismo paso. Siempre las mismas vueltas. —Un día y otro: todos iguales.

Sin eso, no habría madurez en los frutos, ni lozanía en el huerto, ni tendría aromas el jardín.

Lleva este pensamiento a tu vida interior”
.

......

Y, claro, también la oración, por si tenemos que pedir algo difícil.

martes, 24 de junio de 2008

Insomnio

En la noche del domingo al lunes, entre el partido y la prórroga del España-Italia, me llama una de mis hermanas y me da una noticia que me indigna. Cuando me acuesto, un buen rato después, soy incapaz de dormir: por la ansiedad que me provoca la noticia, por el barullo de la celebración de la victoria, por el calorazo. Mi agobio es tal que no soy capaz ni de rezar el Rosario, para poner remedio a la noticia indignante. A las 3, harto, desconecto el despertador, pongo el lunes en manos de Dios (si Él no interviene será un día perdido) y, al poco, me duermo.

Me despierto asombrosamente pronto, apenas he dormido. Mientras me arreglo, noto los primeros síntomas de lo que va a ser un día alucinado, como leí que le pasaba a Van Gogh en su locura: todo lo que hago tiene una intensidad y un color extraños, como si fuera la primera vez que lo hago, como si no lo fuera a hacer de nuevo nunca más. Todo me sorprende: coger el peine, hacer la cama, ordenar la casa, como le debe de ocurrir a un niño la primera vez que lo hace sin la ayuda de su madre. Intensidad, sorpresa, fuerza de voluntad: en la oficina tengo mucho tiempo libre, y me pongo, por fin, tras meses de demora, a leer un estudio sobre si los sueldos españoles suben o bajan más que la renta nacional. Siempre me pareció complicado, pero ayer todo es de una sencillez rara. Me lo leo dos veces, para ver si es que no lo estoy comprendiendo, pero sí.

Cuando mi jefe me llama, es como un monigote de las pelis de los niños. Se pone a leer, con tono doctoral, un informe jurídico de 12 páginas, citas en latín incluidas. Según avanza, tengo el extraña sensación de que no lee en español, sino en húngaro, y que cuanto más avanza menos entiendo esa lengua. Debo hacer algún gesto extraño, pues en cierto momento me dice: “Enseguida acabo”.

Por la tarde quedo con una compañera que tiene cáncer; debe estar preocupada, pues habla y habla de la enfermedad, de los tratamientos, y yo le comprendo todo, como si hubiera estudiado Medicina: efectos secundarios, quimioterapias, metástasis y carcinomas, todo tiene para mi una claridad que nunca sospeché antes.

Todo el día está cubierto el cielo, plomizo. Pero al llegar la noche, se cubre del todo. Cuando estoy llegando a casa estalla espantosa la tormenta, un tormenta pavorosa, tropical, como si Dios pusiera su sello a un día muy bien aprovechado. El agua es tan fuerte que llega al fondo de mi portal, desde donde veo el huracán. Las hojas saltan de los árboles y el viento hacer remolinos con ellas y con el agua. Cuando por fin subo a casa, al lado de cada ventana se ha hecho un pequeño charco.

Dormí muy bien, hoy estoy contento: bien mirada, la noticia indignante no es para tanto.

viernes, 20 de junio de 2008

La soledad del blogger

Ya hablamos en su día de la vanidad del blogger.

La soledad del blogger. Es decir, estas preguntas: ¿Cuánta gente contesta mis posts, más o menos habitualmente? ¿Cuánta gente me gustaría que lo hiciera? ¿Pienso que hay una relación entre la gente que me contesta y la gente que me lee sin contestar (tipo: por cada uno que contesta hay cinco que leen sin contestar)? ¿Me importa que haya o no gente que me lea sin contestar?

Estas preguntas me han surgido por un blog que leo todos los días, de un cura muy simpático y muy santo. Tiene este blogcura una blogfeligresía fija, que le contestamos periódicamente, no todos los días, pero sí a lo mejor una o dos o tres veces por semana: más o menos, calculando al alza, unos 15 bloggers, lo que está muy bien. En un post del otro día comentó, muy contento, que había llegado a las 30.000 entradas, y que además tenía una media de 300 lectores diarios. Esto me dejo muy sorprendido: ¿es posible que si uno tiene 15 bloggers contestadores haya otros 285 que se limitan a pasar, leer e irse? ¿19 lectores callados por cada 1 respondón? Me pareció exagerado. Cometió el buen padre la ingenuidad de animar a sus blogfeligreses anónimos a que se manifestaran, como dice él, para que así todos nos conociéramos mejor, en plan parroquia. Gran ingenuidad, claro. No aparecieron ni los 285, ni 150, ni 50, sino unos 12. Hay que deducir que los otros 237 que faltan para llegar a 300 diarios o son muy tímidos o somos los habituales que entramos varias veces al día para ver si nos publican el envío y para ver si alguien ha respondido a nuestras grandes ocurrencias.

Hace tiempo conocí un caso aún más radical. La página web era de un chico muy comunista, en donde sólo respondíamos dos personas: un amigo suyo todavía más comunista, y yo, nada comunista. Aquello estaba muy bien, tenía un punto casi familiar, nunca vi ninguna contestación de un tercero. Un buen día, tuvo una ocurrencia similar a la del cura: proclamó que según un medidor, tenía 130 lectores diarios, y que como estos eran muchos, le habían metido en una categoría especial, de webs muy visitadas. Me pareció increíble que alguien tan inteligente como él pudiera creerse esto: ¿como va a ser cierta una proporción de 64 lectores callados por cada 1 contestador? ¿Ninguno de esos 64 tuvo nunca jamás nada que decir, ni un mero “Esto está muy bien”?

¿Cuánta gente contesta mis posts, más o menos habitualmente? ¿Cuánta gente me gustaría que lo hiciera?

(Para otro día dejo la explicación del enorme beneficio que este blog supone para mi cerebro y para mi corazón)

jueves, 19 de junio de 2008

Seis palabras

Cuenta el periódico una historia simpática. En Estados Unidos hay una web, Smith, que está siendo un enorme éxito. En varios apartados, la gente común (se apellide Smith o de otra forma sencilla) va contando cosas, o colgando dibujos, o comics, o lo que sea: por ejemplo, hay uno para poner verde a la ex-pareja, o para contar tus obsesiones o tu embarazo.

Según la noticia, el apartado más exitoso es uno llamado “Seis palabras” (en inglés, claro), en donde la gente ha de contar su vida en seis palabras. Esto ha sido un gran fenómeno, que ha llevado a publicar un libro con las mejores autobiografías, y que ha sido un bestseller. Al periódico le hacen gracia varias de las vidas en 6 palabras:“Nacimiento, infancia, adolescencia, adolescencia, adolescencia, adolescencia”. O “Nací en Utah, después nada pasó”.

Lo traigo aquí porque me ha parecido divertido, no porque pretenda que nosotros hagamos lo mismo, impúdicamente: es verdad que somos amigos, pero como se dice en España, “Donde hay confianza da asco”. Sin entrar en detalles, pienso en mi vida, y la resumo en cinco palabras: la formación religiosa que recibí, la carrera que hice, el trabajo que tengo y la gente más importante de mi vida. Todavía me sobra una, lo que supongo que es síntoma de juventud.

martes, 17 de junio de 2008

Final (o "La huelga (y III)")

Ayer se acabó la huelga; o, para hablar con precisión, se suspendió indefinidamente el paro patronal.

Lo más siniestro del caso es que esto se ha decidido no porque se haya llegado a un acuerdo, ni porque se hayan apiadado de la gente perjudicada. Nada de eso: el motivo es que ayer cientos de camiones venían por todas las carreteras, dispuestos a bloquear Madrid, a sitiarla, y la Guardia Civil les fue parando lejos. La prensa exquisita se pregunta hoy si esto no fue una detención ilegal, pero lo cierto es que se evitó una situación de matonismo, de chantaje, similar a la del que secuestra a alguien para pedir rescate. Fracasada la coacción, no tenía sentido seguir con el paro.

El gobierno ha ganado. Toda la simpatía que pudieron lograr los transportistas al inicio se evaporó cuando comenzaron la violencia y los piquetes. El gobierno ha quedado bien, como tíos muy machos, que no toleran coacciones ni ceden bajo amenaza.

A ver cuánto tarda en venir la siguiente.

lunes, 16 de junio de 2008

Noviazgo irlandés

-¿Nos vamos a vivir juntos?
-Humm ... No sé si estaremos preparados.


Ha ocurrido en Irlanda un acontecimiento de tremenda importancia para el futuro de Europa.

La Unión Europea empezó en 1957, cuando seis países formaron la Comunidad Económica Europea para gestionar juntos algunos asuntos económicos y así salir adelante en un mundo muy complicado. Con el paso del tiempo, los países se fueron ampliando (España, por ejemplo, no entró hasta 1986) hasta llegar a los 27 actuales, y se fue profundizando en esas políticas comunes, con nuevos Tratados. Es un proceso similar al de Mercosur americano, pero más fuerte.

Tras el Tratado de Niza, en 2001, se produjo lo que yo llamé la “crisis del noviazgo”. Era como estas parejas de novios que llevan siéndolo 10 o 15 años, y que están bien, pero que se plantean la posibilidad de irse a vivir juntos: ir adelante les da miedo, pero quedarse como están les parece insuficiente. Igual pasó en Europa: los esquemas antiguos parecían ya viejos, pero no estaba claro a dónde íbamos. Para salir adelante, se elaboró una Constitución europea, con más de 300 artículos, mediante la cual se suponía que Europa daba un paso adelante: sin llegar a ser un Estado federal (como Estados Unidos) era algo más que lo que es ahora. Sí, como si los novios citados dijeran: “Vamos a irnos a vivir juntos, pero sin casarnos”. Los políticos pretendieron ilusionarnos. El tema se llevó a referéndum en varios países. En los incultos manipulables, como España, el tema salió adelante por goleada. Pero al llegar el turno de los cultos, Francia y Holanda, la gente votó NO.

La Unión Europea ha estado dos años desorientada. Con mucho esfuerzo, se ha ido negociando un pequeño Tratado, llamado de Lisboa, que recoge algunas cosas de la difunta Constitución, pero sin grandes pretensiones. Como si los novios se dijeran: “Vale, ni nos casamos ni nos vamos a vivir juntos, pero quedamos más días a la semana”. Escarmentados por lo ocurrido en Francia y Holanda, todos decidieron que bastaba con que el Tratado lo votasen los Parlamentos, sin tener que ir a referéndum. Todos ... menos Irlanda. Ahí ha ido a votación, el pasado jueves, y ha salido que NO: los novios no se ven capaces ni siquiera de quedar más horas. El asunto abre, pues, un nuevo período de crisis, de nueva discusión sobre a dónde queremos llegar.

-¿Y si al menos quedamos a comer más días, tras 15 años de noviazgo?
-No sé, ¿no estamos bien como estamos?

sábado, 14 de junio de 2008

Paz (o "La huelga (II)")

Lentamente, vuelve la paz. En los periódicos siguen saliendo noticias de camiones quemados en la madrugada, de fábricas de coches sin material para trabajar, de disturbios en los puertos, pero en nuestra vida cotidiana todo va volviendo a la calma: hay casi de todo en el súper, hay gasolina, hay donuts, hay periódicos. La huelga se va apagando.

Apuntaba Juan Ignacio en "La huelga (I)" la posibilidad de que estos hechos costasen popularidad al gobierno de Zapatero. La popularidad del gobierno es dura como el titanio, indestructible como el diamante. Tras dejar que el tema se pudriera, tomó dos medidas: llegar a un pacto con los empresarios que NO convocaban la huelga y, sobre todo, poner en marcha a 20 mil policías. Ambas cosas, por raro que parezca, han servido para que los súper vuelvan a estar (casi) llenos y la gente calmada. Ante la opinión de marujas y manolos, el gobierno queda como garante del orden, que no se ha plegado a las peticiones de los malvados patronos.

Ahora vuelvo a apreciar todo: la maravilla de poder comprar galletas y ARROZ, el milagro de poder tenerlo en casa y su sabor maravilloso, algo olvidado tras tantos años de normalidad.

viernes, 13 de junio de 2008

San Antonio

Hoy es San Antonio de Padua, uno de los santos más populares en Madrid. En muchas iglesias, antiguas o nuevas, tiene su altar particular. Los madrileños ricos le querían, porque les daba ocasión de ejercer la caridad, y los pobres porque les mejoraba algo su triste vida (el “pan de San Antonio”). En mi parroquia, que es un edifico moderno, esto sigue siendo así: en su capilla es donde está instalada la hucha de Cáritas, en la que mucha gente echa una moneda los domingos, tras la Misa.

A finales del siglo XVIII se construyó la ermita de San Antonio de la Florida, en las afueras de Madrid. El edifico es neoclásico, no especialmente bonito, pero tiene gran importancia porque Goya pintó toda la cúpula, con estupendas escenas de la vida del santo: los personajes van vestidos como gente de la época. Con el paso del tiempo se levantó una ermita gemela, ya sin pinturas, que es la que se usa para el culto. El efecto de los dos edificios gemelos es curioso, parecido a la Plaza del Popolo de Roma.

En este día se celebra en Madrid una de las fiestas más simpáticas del año. Se la sigue llamando “de las modistillas”, aunque hace años que ya no va ninguna. En el jardín de la ermita nueva se pone una pila de agua, vacía. Las mozas o señoras que se quieren casar van, llevando un puñado de alfileres, y tras guardar cola lo tiran en la pila. Después meten la mano, y si alguno se le queda clavado en la palma, es señal de que el santo las va a buscar novio durante el año; si se les clavan varios, pues aún mejor. Siempre se forman colas enormes, así que supongo que la tradición se cumple. A las chicas y señoras de siempre se han unido las muchachas emigrantes, que además de un buen trabajo quieren un buen novio.

Todo esto tiene mucha risa, y mucho encanto, pero el puntito un poco triste lo dan algunas mozas ya treintañeras, que en la fila miran el suelo muy fijamente, como avergonzadas de tener que seguir yendo ahí para no quedarse solas. ¡A ver si este año tienen suerte!

martes, 10 de junio de 2008

Miedo (o “La huelga (I)”)

O, en fin, bolivarización, la bolivarización de España, de Madrid, con enormes filas de coches intentando pillar las últimas gotas de gasolina, como veíamos que pasaba en algunos países pobres de América.

Pero, ante todo, miedo. En los cuatro primeros años de Zapatero, hemos pasado por muchos sentimientos: enfado, ira, pena, rabia, risa, vergüenza, esperanza (de que se fuera), desesperanza (por las encuestas), humillación, ... Pero, miedo, yo creo que no. Pues bien, ahora la gente, en España, en Madrid, tiene miedo, un miedo real a que se acabe la gasolina, a que se acabe la comida de los súper, a que los piquetes informativos le corten la carretera, a que deje de venir pescado. Nada de esto es superfluo, la gente tiene, tenemos miedo, a que en pocos días nos veamos sin estas cosas elementales. Yo mismo, el primero, me da vergüenza decirlo, ayer me hice un súper para comprar latas de conservas y bolsas de patatas. Porque no tengo coche, que si no me habría pillado un bidón de gasolina.

Para ser precisos, no son huelgas: son “cierres patronales”, de los empresarios del transporte o de la pesca, alegremente secundados por sus trabajadores, que les hacen el juego sucio de cortar carreteras, quemar neumáticos o tirar pescado en las plazas. Estos señores empresarios tienen toda la razón del mundo para estar enfadados, y su planteamiento es irrebatible: no vamos a seguir transportando o saliendo a pescar porque, por la subida del petróleo, nos sale más caro movernos que quedarnos quietos. Este razonamiento es impecable. La solución ya no lo es tanto: que el Estado cargue con el problema, que el Estado baje los impuestos que pagan, que subvencione el gasoil que usan, que les recorte las cotizaciones sociales. Así ocurrió en 2005, cuando llevábamos poco tiempo de gobierno Zapatero, y también subió el combustible. Pero claro, eso no deja de ser algo muy injusto: la gasolina ha subido para todo el mundo, ¿qué tiene que hacer el conductor normal para que también a él le ayude el Estado? ¿Cortar las grandes calles de Madrid o Barcelona, asaltar algún edificio público, quemar algún archivo? Además, que los años felices del superávit ya han pasado.

(Esta mañana he sentido en mis carnes los primeros efectos de la huelga, de la bolivarización, del miedo: he pedido en la cafetería un donuts, y el señor me ha dicho que no le habían llegado, por la huelga: me he tenido que conformar con un croissant).

sábado, 7 de junio de 2008

Familiaridad

¡¡Por fin el calor, y el sudor, y el sol, con un mes de retraso!!!

...

Familiaridad: basta hacer algo nuevo 4 o 5 veces para que, rápidamente, crees relaciones de familiaridad con gentes, con sitios, con cosas nuevas, que te hacen la vida menos solitaria.

He de encuadernar varios trabajos, y me gusta hacerlo en una tienda que está entre mi casa y el centro de Madrid. No me viene bien ir los días laborables, así que voy los sábados por la mañana. Desde hace varios, me levanto más pronto de lo normal, cojo el mismo autobús, que va por la misma ruta. Me bajo en la misma parada, voy por la misma calle, una pequeña y estrecha calle cercana al Madrid antiguo.

Ahí, sábado tras sábado, está el taller de confección donde siempre están las mismas costureras preparándose para hacer arreglos. Poco después está el hótel con cafetería a la altura de la calle, donde todos los sábados están el mismo camarero y los mismos turistas desayunando, antes de salir a dar vueltas. Yo entro siempre en la misma cafetería, donde siempre están el mismo camarero joven (calvo) y viejo (con pelo). Ya les quiero como si viniera por aquí desde hace años, igual que quiero ya a las costureras, al camarero sudamericano del hotel, a los turistas; ellos dos tambien deben quererme a mí, pues son bien simpáticos conmigo. Después, compro el periódico en el mismo kiosko, para no aburrirme durante la encuadernación: varían los periódicos, pero no el kioskero, claro.

En la tienda de encuadernación los chicos varían, pero eso da igual: ya reconozco y quiero al reloj de agujas, al póster con los modelos de tamaños de fotos, a la fotocopiadora con monedas y al cartel de "Cuidado con los ladrones". Si cambiaran cualquier cosa de éstas el próximo sábado, sentiría que he perdido algo de toda la vida.

Cuando acabe mis encuadernaciones me dará pena, y cuando pase por ahí otro sábado por la mañana, dentro de años, recordaré con nostalgia este mes, estos trabajos, esas gentes, este post.

...

(Hoy, en la cafetería y en la tienda, había turistas que tenían la asombrosa pretensión de que les entendieran en inglés. En la cafetería han salido adelante mediante señas, y en la tienda ha aparecido una emigrante dominicana que se defendía un poco).

viernes, 6 de junio de 2008

Pensequé

Copio la presentación del blog porsiacasypenseques que me ha hecho mucha gracia, por lo exacto:

"Según alguien a quien quiero mucho, las personas se dividen entre porsiacas y penseques. Los primeros, son metódicos o previsores y rara vez les pilla un imprevisto. Los segundos, suelen dar demasiadas cosas por seguras y a veces eso les lleva a meterse en muchos líos".

¿No es totalmente cierto?

Banco Central Europeo

En su reunión de ayer, el Banco Central Europeo, con sede en Francfort, Alemania, ha planteado como una opción muy probable subir los tipos de interés en su próxima reunión de julio. Esto es una noticia catastrófica, para todos en general, para España en particular, y (como digo siempre) no comprendo cómo no ha ido en las portadas de todos los periódicos.

Cuando 12 países de la Unión Europea, entre ellos España, fundieron sus monedas en una sola, el euro, también constituyeron un único banco emisor, el citado BCE; los antiguos bancos nacionales (el de España, el de Francia, ...) sobrevivieron como meros inspectores o colaboradores del nuevo Banco, que pasó a emitir la moneda y a decidir los tipos de interés a los que prestaría dinero a los bancos privados. Al ocurrir este proceso, en medio de la beatería general sobre la suerte que teníamos de lograr una única moneda, más fuerte, que pudiera hablar de tú a tú con el dólar, algunos economistas valientes hicieron notar que el juego era peligroso: no es lo mismo la economía de una región rica de Alemania o Dinamarca que la de otra pobre de España o Portugal (y esto es ahora aún mas claro, con la entrada de muchos países ex-comunistas): ¿se les podía aplicar a todos la misma política monetaria?. A lo largo de estos años se ha visto que no. España ha vivido muy bien, gracias a unos tipos de interés que probablemente eran demasiado bajos para lo que necesitábamos y merecíamos, lo que ha generado un gran crecimiento ficticio, pero también inflación y poca productividad.

Ahora ha venido la crisis, con dos fenómenos pavorosos: sube la inflación y baja el crecimiento, cuando se supone que ambas cosas son incompatibles: o ambos suben o ambos bajan, pero no la siniestra combinación actual. ¿Qué hacer, contra qué mal lucha antes? Como se sabe, la Reserva Federal de Estados Unidos ha entendido que lo primero era salvar el crecimiento, o al menos evitar la recesión, y ha metido sucesivos recortes de su tipo de interés. Esto ha motivado una subida de la inflación en Estados Unidos y no ha evitado el riesgo de recesión, pero es muy probable que de no haberlo hecho, la recesión ya estuviera allí. En este modo de actuar, pesa un antecedente histórico: la crisis de 1929, en que el país (y todo el mundo con él) se colapsó por falta de liquidez. Por ello, parece que el primer objetivo es salvar la económica y la producción, aunque sea a costa de una gran subida de la inflación.

En Europa, algunos dirigentes (sobre todo el presidente francés, Sarkozy) han pedido al Banco Central Europeo que siga el mismo camino, y que baje los tipos. Es verdad que la inflación europea está alta, más del 3%, una barbaridad para ellos; pero no es menos cierto que su producción va muy baja, cada trimestre peor. Para Sarkozy y los que le apoyan, una inyección de dinero, más barato, haría volver a crecer el PIB, y ya en el futuro se resolvería la inflación.

El anuncio de ayer, pues, del gobernador Trichet, ha sido un gran bofetón: no sólo no van a bajar los tipos, sino que probablemente suban en julio. Al BCE le preocupa sobre todo la inflación, y al hacerlo le pesa, también, otro antecedente histórico: la pavorosa inflación que hubo en Alemania tras la I Guerra Mundial, antes de que llegara Hitler, con billetes de 10.000.000.000 de marcos. Si los tipos suben, no sólo es que subirán las hipotecas de tantas familias ahogadas; también los prestamos a las empresas, con el consiguiente nuevo bajón de la actividad económica y el aumento del paro.

miércoles, 4 de junio de 2008

Vida fácil

Es lo contrario del lema que usan algunas iglesias evangélicas aquí, en Madrid: “Vida dura”. Supongo que el mensaje es “Como tú vida es dura, ven con nosotros, que te consolaremos”.

Soy consciente de que mi vida, comparada con la de mucha gente, es una vida fácil, doy muchas gracias a Dios por ello y, de repente, me siento culpable. Funcionario en una España en caos, con un buen puesto, soltero, sin hijos, viviendo solo, con salud, puedo decir: “Mi vida es fácil”. Si reviso los problemas que me pueden surgir (éste y el otro), me da la risa, comparados con los de otras personas: decirle a un portero enfadado que no vamos a regalarle un reloj es, al parecer, mi principal drama. Mientras, a un amigo le han despedido, a otro no le admiten a sus hijos en el colegio, otra tiene un cáncer, ... (en la lejanía me viene otro gran asunto: mi vecino pone la radio alta).

Si llevo eso al plano religioso, mi vida también es fácil: la gente con la que trato es muy católica o respetuosamente agnóstica. Me atruena en la cabeza un inciso del punto 898 de Camino: “los que pelean: el Papa, los sacerdotes... los fieles...” En la parroquia, o mediante amigos, conozco a gente que está en primera línea de la batalla: la doctora que no quiere recetar pastillas abortivas, la profesora que se enfrenta a las bestias, el padre que objeta Educación para la Ciudadanía, el padre al que acusan injustamente de malos tratos, el cura en un barrio malo, ... Yo vivo cómodo, en un rincón sin problemas éticos, y me invento obligaciones minuciosas y escrúpulos para fingir que mi vida también es difícil.

Junio empieza fresco y con amenaza de lluvia. Hay que ir con paraguas y con chaqueta. ¿Cómo no va a influir eso en estos temores? La impresión de decadencia, de que el año y la primavera son peores de lo habitual, se contagia a todo: tu vida, la vida de tus conocidos, España, el mundo, ...

lunes, 2 de junio de 2008

Cela y Borges

Tras meses de depresión lectora, no sé por qué, vuelvo a la biblioteca pública de mi barrio y saco tres libros, elegidos casi al azar: unas breves memorias de Camilo José Cela y una introducción al budismo y unos comentarios sobre la Divina Comedia, ambos de Jorge Luis Borges.

Cela y Borges. Ambos me gustaban mucho hace años, y leí un montón de libros suyos. Viendo la Introducción a los libros que he sacado, recuerdo una coincidencia curiosa: la abuela paterna de Borges y la madre de Cela eran inglesas, y ambos se educaron con institutrices de esa nacionalidad. Ambos llevaban esta ascendencia británica con mucho orgullo, les ayudo a construir cierta pose, como si fueran marcianos caídos en sus respectivos países y épocas, separados de la mediocridad que les rodeaba, como si fueran extranjeros en España o en Argentina. Creo que esta pose, que se refleja en su literatura, era de las cosas que más me atraía de ambos (aparte del hecho, evidente, de que eran grandes escritores).

A partir de ahí, las coincidencias se acaban. Borges hace una literatura a-temporal y a-local, que se escribió en la Argentina como se pudiera haber escrito en Suiza o en China (hablo de la que se ha publicado en España, sus cuentos y sus ensayos), con una actitud entre lúdica, lógica y sonámbula. Cela trata siempre temas españolísimos, pero lo hace desde la distancia, sin entrar en compasiones o en sentimientos: su primera novela importante, quizá de las mejores, La familia de Pascual Duarte, narra la siniestra historia de un tío que va degollando a su perro, a su familia y a sus vecinos, y lo cuenta con la asepsia con la que un explorador británico narraría las costumbres de un animal de la India.

A ver si me los leo enteros.