miércoles, 13 de enero de 2010

Evangelio cotidiano

Leo habitualmente el Evangelio, pero con poco aprovechamiento. Sólo hay cuatro ideas que están presentes en mi vida cotidiana.

I- Dios me ayuda si se lo pido. Esto es importante en alguien como yo, temeroso del mundo y de los demás y del futuro.

Esta ayuda de Dios -tantas veces probada- no es sólo en cosas concretas: Dios cuida de mí habitualmente mediante su Providencia, incluso aunque no se lo pida, como a los lirios del campo. Y no sólo eso: mediante su Gracia, Dios me ayuda frente a mí mismo, frente a mi pereza, frente a mi desánimo, frente a mi miedo.

II- Me da miedo morirme, pero sé que Dios me juzgará comprensivamente, no verá todo lo que podría hacer bueno y no hago, qué angustia, sino el intento de cumplir su Ley, como Jesús le explicó al joven rico que le preguntaba por esta cuestión. E incluso sé que si no lo logro y me arrepiento me perdonará en ese tremendo día.

III- Dios me pide cosas, cosas fastidiosas por mi falta de amor a Él y a los otros: amar a los demás, cuidarles, perdonarles y anunciarles a Jesús.

Son cosas que he de cumplir por ellas mismas, no porque condicionen la ayuda de Dios (no lo hacen), no porque condicionen mi salvación. Son tan difíciles que sólo las puedo cumplir con la citada Gracia de Dios.

IV- Jesús está realmente en la Eucaristía, como explica en el discurso del Pan de Vida.

...

Cuatro ideas sólo. Quisiera añadir otras sublimes (las bienaventuranzas, la oración sin petición, ser hijos de Dios, ...) pero esto es lo que hay.

4 comentarios:

Juan Ignacio dijo...

Me permito decirte que si pudiste mencionar tres más entre paréntesis es que las tenés presente a esas también.

Fernando dijo...

Pues ... ¡tenés razón, JI!, no me dí cuenta.

Milkus Maximus dijo...

Fernando, estimado: le dejo data en los pases cortos de Natalio. Disculpe por hacerlo en este medio, pero no encuentro su mail de contacto

Fernando dijo...

Gracias por tu interés, Milkus, ya he ido a verlo, es una información bien útil.