martes, 20 de julio de 2010

Infelicidad

Un poquito de infelicidad en nuestras vidas nos ayuda a acercarnos a Dios, creo.

Si todo va demasiado bien es fácil contentarse con la pobre realidad de cada día.

Diríamos, en plan metáfora, que un poquito de infelicidad es la brecha en el techo que nos permite ver el cielo.

12 comentarios:

Juan Ignacio dijo...

Interesante metáfora. Muy buena. Ya que se rajó el techo, aprovechar para ver la luz.
Sigo en plan metáfora: aprovechar la herida para mirar al interior.

Esperanza dijo...

Si, también opino que está muy bien eso de la brecha. No sé qué pensarás, pero me parece que de un modo o de otro todos los seres humanos de algún modo estamos "en la brecha",cuando vivimos en este mundo... Nos diferencia la actitud que adoptamos ante la infelicidad.

AleMamá dijo...

¡qué buena! me gustó

Unknown dijo...

Un "poquito de infelicidad" puede no venir mal, lo peor es cuando ese poquito crece.
Saludos

Fernando dijo...

Aprovechar el tiempo para mirar la muerte, Juan Ignacio.

La pelea es inevitable, Esperanza, y por eso es importante ser educados de una forma fuerte ante las contrariedades de la vida.

Gracias, Alemamá, eres muy amable.

Todo con moderación, Albert, casi ninguno tenemos temple para aguantar como el Santo Job.

Juan Ignacio dijo...

O las detenciones del tiempo para ver la muerte.

Fernando dijo...

El propio tiempo nos lleva a la reflexión sobre la muerte, Juan Ignacio. ¿Te imaginas qué en vez de ir hacia adelante (el segundo 81, el segundo 82, el segundo 83, ...) los numeráramos al reves, considerando el tiempo que nos queda (el segundo -183.512, el segundo -183.511, el segundo -183.510, ...)?

Lo difícil, claro, sería dónde colocar el segundo 0.

Andy dijo...

Tienes mucha razón Fernando, un poquito de infelicidad hace que volvamos a lo esencial... y lo esencial es Dios.

Pero sólo un poquito de infelicidad eh! que el Señor no se complace con la infelicidad del hombre, Él nos hizo para ser felices, nos creo para y en el amor.

Un saludo.

Juan Ignacio dijo...

Se puede estimar una "vida útil" y cuando se llega al fin, si sobran segundos se toma como "valor residual". Ese valor residual se debe entregar al cónyuge en concepto de indemnización por "disposición de activos".

Es la opción de los contadores públicos.

PD: Si llega el segundo 0 y no llegó la muerte, uno puede decir que en la vida fue completamente "amortizado".

hna. josefina dijo...

¡Muy linda la imagen!
Pero no estoy tan de acuerdo con lo otro. La felicidad -o las cosas, hasta muy pequeñas, que te hacen feliz- te acerca mucho más a Dios; yo siempre pienso que son prueba de la existencia de Dios.

Fernando dijo...

Así es, Andy, Dios nos quiere alegres, pero nuestra naturaleza es tan baja que a veces, al estar contentos, nos olvidamos de Él y sólo pensamos en nuestros pequeños negocios. Si pasa una nube por el cielo volvemos a recordar que existe el Sol.

Querido Juan Ignacio, tu contestación es tan elevada que te habría dado para un post de tu blog; ¡aún estás a tiempo!

En principio es así, hermana, basta con ver una buena puesta de sol en verano para demostrar que Dios existe; pero insisto, nuestra naturaleza es tan débil que veces nos encerramos en eso y nos olvidamos de Él.

Marta Salazar dijo...

bastante cierto!