domingo, 29 de agosto de 2010

Marruecos

Viaje a Marruecos.

Mis temores al viaje organizado quedaron pronto superados. El grupo lo componían varios matrimonios maduros argentinos y brasileños, algunos ingleses y unos recién casados mexicanos, gente toda ella inofensiva. Mi amigo y yo éramos -curiosamente- los únicos españoles. Nos hicimos amigos desde el primer día de un argentino que iba solo, un jubilado cordobés (de Córdoba, Argentina) muy simpático. Resultó ser un regateador extraordinario con los árabes, debe darlo la raza porteña. Se reía de los demás argentinos, pues iban a hoteles más caros que los nuestros, les llamaba estancieros, pero lo cierto es que su viaje Córdoba-Buenos Aires-Madrid-Málaga-Marruecos-Málaga-Londres-Gales-Madrid-Buenos Aires-Córdoba no debió resultarle barato.

Visitamos Fez, con una medina (ciudad antigua) laberíntica, con calles en las que no se veía el sol, de estrechas que eran, y donde ningún extranjero debía arriesgarse a entrar solo. Fuimos a Marrakech, con todas las casas (incluso las de los suburbios) de color rojizo y una torre gemela de la Giralda de Sevilla. Estuvimos en Casablanca, una ciudad moderna llena de coches, con puerto, y en la capital, Rabat, que dentro tiene otra ciudad amurallada donde viven los servidores del Palacio Real, con sus propias mezquitas y escuelas y comercios; ahí estaría la segunda torre gemela de la Giralda de no ser porque el terremoto de Lisboa tiró su parte superior, en el siglo XVIII; fuimos a un bonito barrio de colores blanco y azul, como en Grecia.

El paisaje era, en general, muy parecido al de las zonas secas de España (Castilla, Andalucía, Extremadura). Sólo en algunas zonas era auténtico desierto, sin un solo árbol. Fue impresionante ver un río que en sus riveras no tenia árboles ni vegetación, tal era el calor de la zona.

Tuvimos suerte: coincidió el viaje con el mes de Ramadán, el mes santo en el que los musulmanes no pueden comer ni beber ni fumar hasta la puesta del sol. A las 7 y 10 de la tarde todos estaban sentados frente a sus platos, quietos, y cuando sonaba una alarma desde las torres de las mezquitas se avalanzaban a comer y beber. Fue tremenda la visita de Marrakech, con 45º, la guía era una mujer delgada y bajita, envuelta en túnicas para evitar el calor, agotada por el esfuerzo y la sed, buscando cualquier sitio en el que sentarse unos minutos.

Imágenes de Marruecos: la foto del Rey Mohamed y su padre Hassam por todos los lados, en las farmacias, en las tiendas miserables, en las cafeterías; burros por todas partes, burros para ir montados encima o para que tirasen del carrito; hombres tumbados en los parques o en los lados de las carreteras, dormitando durante horas hasta el fin del ayuno; camisetas del Barça, fotos del Barça, banderas del Barça.

viernes, 13 de agosto de 2010

Santiago y La Rioja

Pasamos unos días en Santiago de Compostela, donde este año se celebra el Año Santo. Hay miles de peregrinos que han venido andando 100 kilómetros desde Sarriá (provincia de Lugo) e incluso algunos han hecho 700, desde Roncesvalles, en la frontera con Francia. Hay que esperar una hora para entrar por la Puerta Santa y abrazar la imagen de Santiago. ¿Cuánto hay de fe, cuánto de superstición y cuánto de folclore? Imposible saberlo. Te entregan un papel recordando que la indulgencia plenaria se gana no por abrazar la imagen, sino por confesar y comulgar 15 días antes / después de la visita.

Tenemos mucha suerte: en una de las Misas en la Catedral ponen en marcha el botafumeiro, el gigantesco inciensario movido por 7 hombres que, sin duda, harán funcionar en noviembre, durante la visita de Benedicto.

Pasamos unos días en La Rioja, la provincia productora del importante vino rioja. Por todos los lados, vayas donde vayas, el suave paisaje está cubierto de viñas, millones de viñas perfectamente alineadas, filas que se pierden en el horizonte. En todos los pueblos hay su bodega, que puedes visitar, y su tienda de vinos caros. ¿No es una lástima que yo sea más de vino blanco? Visitamos Santo Domingo de la Calzada, en cuya bonita Catedral viven un gallo y una gallina vivos, en recuerdo de un milagro del Santo titular. A veces, en medio del silencio, se ponen a cacarear.

Paso unos días en Madrid, donde aún hay banderas de España en los balcones, festejando el Mundial. Nada más llegar veo cómo un coche arrolla a un motorista, nadie le ayuda a levantarse. De golpe cambia el tiempo, de tener más de 30º pasamos a un día frío y ventoso, como un mal augurio del futuro de España. Al menos son las fiestas de nuestra Virgen de la Paloma. "Por ser la Virgen / de la Paloma / un mantón de la Chi-na-na / Chi-na-na / Chi-na-na, / un mantón de la Chi-na-na / te voy a regalar / ¡te voy a regalar!".


Hasta muy pronto.