viernes, 8 de julio de 2011

La muerte del poeta

Hay una muerte amable, vas a cruzar la calle, un coche no frena, ni te das cuenta, adiós.

Hay una muerte a cámara lenta, un cáncer sin solución, te quedan 15 meses, 14 meses, 13 meses,…

Hay una muerte terrorífica, vas al médico tan tranquilo porque crees tener gastritis, te dice que es un cáncer de estómago y que vas a morir en 3 semanas. ¡3 semanas! Piensas en dentro de un mes, piensas en el 8 de agosto, ya no estarás aquí, salvo un milagro de la Virgen del Carmen. ¿Cómo reaccionas? Imposible saberlo. ¿Te asustas y te encierras en casa? ¿Decides aprovechar lo más posible esos 20 días? Dos conocidas mías se fueron de viaje a sitios donde habían sido felices: una a Cuba, otra a un pueblecito de la Castilla profunda.

Y si tienes blog, como es nuestro caso, ¿qué haces? ¿Lo abandonas sin decir nada?, ¿lo anuncias a tus blogamigos y te despides?, ¿inicias una serie de posts contando tu día a día?

Como lo del blog, pero a lo grande, es si eres un poeta famoso y tienes una columna diaria en el periódico. Tus reacciones, tus miedos, serán como los de un fontanero, pero no puedes desaparecer de repente. Durante muchos años ha habido mucha gente que ha leído tu recuadro, de alguna forma tú has sido parte de su vida. No puedes desaparecer sin más, al menos has de comunicarlo. Lo haces en un artículo del periódico. A partir de ahí, y tras recibir una oleada de mucho amor ("nunca he simpatizado con su ideas ni con su talante, pero en este momento culminante de su vida permítame estrecharle con un abrazo fraterno…") puede ser que mantengas la cabeza fría y que incluso encuentres un tema interesante para tu literatura, para tus columnas. Quién sabe, a lo mejor la serie de tus artículos sobre tus últimas semanas son muy buenos y redimen la mediocridad de tu obra pasada.

No frivolizo, hablo en serio.

Y recuerdo una peli francesa muy buena que vi hace años, la dirigió y protagonizó un señor enfermo de SIDA que sabía que iba a morir poco después, el argumento era la vida de un señor enfermo de SIDA que sabía que vivía sus últimos meses, seguro que de haber estado sano el director-actor la peli no habría sido tan brillante.



(Escribo esto impactado por un caso real, el del escritor español Antonio Gala, que el otro día anunció en su recuadro diario de El Mundo que tenía un cáncer imposible de extirpar, y lo hizo con el sosiego con el que hablaría del tráfico en Madrid. Nunca me ha caído bien, pero siempre admiro a la gente que afronta este momento con serenidad)

6 comentarios:

Andy dijo...

Fernando, en un primer momento me preocupé, pero conforme iba leyendo el post me di cuenta de que hablabas de Antonio Gala.

Yo tampoco simpatizo con su ideología y sus fobias, pero reconozco que tiene poesías muy buenas. También reconozco que me hace gracia la forma que tiene de expresarse.

En momentos como este, por muy en desacuerdo que estemos con una persona, por muy reprobable que nos resulten ciertos comentarios hirientes y soeces... sólo queda el amor fraterno y los buenos deseos para alguien que está a punto de dar el salto más grande e importante de su vida.

Un abrazo.

AleMamá dijo...

Lo he pensado muchas veces. Quizás yo hiciera un diario de vida y muchas cartas despidiéndome de los que amo y también los que deba pedir perdón. Para no tener tanto trabajo quizás sería muy bueno empezar desde ahora, ¿no?

Me recordaste al abuelo de mi futuro yerno que también era un conocidísimo historiador,abogado y periodista y supo de su cáncer tres meses antes, y en ese tiempo terminó su obra magna, una completísima Historia de Chile y no dejó su columna hasta el final.

Saludos.

Juan Ignacio dijo...

Pues no conozco el caso en particular.
Y no recuerdo el santo que decía que si le quedaran días haría extraordinarimente bien las cosas ordinarias.
O quizás no era así.
Yo dejaría toda ocupación y entraría en una celda benedictina (además de estar con mi familia, por supuesto).

Fernando dijo...

Así es, Andy, él ha dicho y dice muchas barbaridades contra la Iglesia, pero este momento clave de su vida merece un respeto.

Así me gustaría ser a mí, Alemamá, tener la cabeza fría para seguir adelante hasta en las peores circunstancias. No siempre es fácil.

Difícil conciliar esos dos propósitos, ¿no, Juan Ignacio?

Juan Ignacio dijo...

Eh... pues sí.

Miriam dijo...

Yo también me he asustado al empezar a leer esta entrada
No sé que haría, supongo que depende del momento.
Conozco gente que no lo ha dicho a nadie, y un día te enteras que ha fallecido.
Otros que lo comentan como una situación dificil que quieren compartir
No sé que haría yo
Por lo pronto, buen finde