lunes, 24 de febrero de 2014

Realidad

Para ella la realidad era cuando estaba con él: las cenas, los paseos, los cines. Lo otro (el trabajo, las amigas, los museos) era un entretenimiento.


Para él la realidad era cuando estaba sin ella: el trabajo, los amigos, el fútbol. Lo otro (las cenas con ella, los paseos con ella, los cines con ella) era un entretenimiento.


Ella acabó dándose cuenta. Pero la pareja siguió adelante. Les salvó la conversación:
ella necesitaba que él le contara todo,
a él no le bastaba con vivir, quería narrárselo, que ella escuchara atenta.

7 comentarios:

Luisa dijo...

Puff...mal rollo, o es que se adaptaron...pero ?conversación? "ella necesitaba que él le contara todo" pero...¿él la escuchaba a ella?

No se. Yo no apostaría dos duros...o si.

Besos mil

Juan Ignacio dijo...

Me alegro que se salvara. No parecía posible.

Y es raro que sea "él" el que quiera contar todo. En general es ella la que siempre quiere contar; "él" suele ser más parco y su esfuerzo es por escuchar.

De todos modos, si ella sigue siendo una diversión, mal fin le veo a esta historia...

ojo humano dijo...

De cualquier manera es bueno vivir en pareja. Acomodarse o morir en el intento...?será eso el amor?

Fernando dijo...

No, Luisa, a él no le importaban las cosas de ella, pero ella no lo llevaba mal: ya sabes que las mujeres sois más sacrificadas que los hombres, eso no es un tópico.

Quizá sea distinto, Juan Ignacio, a la mujer le gusta contar por el mero placer de contar y al hombre le gusta contar por vanidad, como diciendo "admirá que listo soy y qué grandes cosas hago".

Sin duda hay que acomodarse, Ojo Humano, por eso ahora fracasan tantas parejas, porque a ninguno le da la gana ceder, todo tiene que ser como uno quiere.

Miriam dijo...

Pues a mi me da que en esa necesidad mutua,en ese dar y recibir, hay oculta una chispa de amor por parte de cada uno de ellos.

Anónimo dijo...

Buenos días Fernando. Sin duda me gustan las parejas de cigüeñas, tan iguales las veo. Las de los hombres,rara avis cada una.
Un abrazo.

Fernando dijo...

Además de la conversación les une el amor, Miriam, sin eso es imposible que nada funcione.

Lo bueno de ser cigüeña es que basta con mirarse, NIP, no hacen falta largos discursos como los nuestros.