martes, 24 de marzo de 2015

Tarjeta

Es importante tener objetivos que den sentido a tu vida.

En el supermercado me hicieron una tarjeta con mi nombre. Cada vez que compro, la cajera la pasa por una ranura y me suma el 1% del gasto. En realidad, gano un poco menos: si gasto 12,54 € me suman 0,12 € (12 céntimos), el resto se pierde. En el futuro podré descontar ese dinero de una compra.

Cuando tenga ahorrados 10 € me llevaré una caja azul de bombones Lindt. Por supuesto, cualquier día podría comprármela, pero me hace ilusión que me la regale el supermercado. No me basta con gastar 1.000 € por la pérdida de centésimas y milésimas que he explicado en el párrafo anterior. No soy capaz de calcular cuántos meses tardaré en lograr esa gran cuantía: mi compra media suele ser de unos 8 o 9 €, pero no voy todos los días a la compra.

...

El otro día iba un chico guapo delante mío. Era evidente que a la cajera -madura- le gustaba. "Si quieres te veo el saldo", le dijo. "Hace mucho que no lo veo", respondió él. "Pues ésta es la ocasión". Tenía ¡37 € ahorrados! El chico guapo sonrió pero no lo dio gran importancia: se ve que tenía otros objetivos en la vida, más elevados que las cajas de bombones Lindt.

3 comentarios:

ALMA dijo...

Que rico objetivo te has fijado, Fernando!!!!

Aquí estas tarjetas juntan puntos y luego podes acceder a un obsequio, que en general no me llama mucho la atención. (afeitadoras, molinillo de café, planchita del pelo, etc.)

ojo humano dijo...

Con mis puntos logré obtener una crema de esas inalcansables. Hay que esperar sin esperar, no te darás ni cuenta cuando te llegará.
Que disfrutes.

Fernando dijo...

El mío es mejor, Alma, porque no te dan un regalo sino un descuento en lo que compras, así que tú lo eliges. Me gustan los molinillos y las planchitas del pelo.

Así es, Ojo Humano, como decía un anuncio de un café que también regalaba algo: tacita a tacita...