martes, 13 de septiembre de 2016

Milagro, dentista, higos, cucaracha

Dios me despierta en medio de la noche y a los dos minutos empieza a llover. Me levanto rápido a recoger la ropa tendida.

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Como cada mes de septiembre, vuelvo al dentista. Antes de la crisis económica había que esperar dos o tres horas pues la sala de espera estaba llena. La crisis lo cambió: apenas había nadie esperando, apenas tardabas en pasar.

Ayer sólo había un paciente delante mío. Pasé rápido.

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 Días de higos verdes. Hay que aprovechar, pronto desaparecerán de la frutería.

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En el aseo de caballeros de la oficina hay una cucaracha enorme de color rojo, viva. No me atrevo a matarla. Llamo a la jefa de limpieza, me dice que se encargará de ella. Vuelvo una hora después y la cucaracha sigue ahí, viva. Vuelvo antes de salir y sigue ahí, viva.

Lo más  misterioso: que en la tablita de la puerta figura que ha habido dos revisiones desde mi llamada. Quizá la señora de la limpieza sea una ecologista compasiva.

8 comentarios:

ojo humano dijo...

Tal vez la cucaracha es su mascota y no tiene dónde dejarla.
O es una bicha de plástico y la tiene para asustarlos.

Y sí, los milagros pequeños o grandes, personales o colectivos, se producen todos los días. Solo hay que saber mirar.

¡Ah, qué delicia los higos!, aquí tenemos unos negros grandes y pulposos, verdes muy pocos.

Fernando dijo...

De plástico nada, Ojo Humano: movía las patitas e intentaba meterse bajo el inodoro. Algo asqueroso, raro, pues el aseo suele estar impecable.

Hay milagros todos los días. La pena es que vayamos deprisa y no nos fijemos.

Acá en España pasa igual: los oscuros duran mucho pero son menos dulces que los verdes; en Madrid estos sólo se venden en septiembre, una pena.

ALMA dijo...

Ayyy esas corridas de madrugada por la ropa!!! Son milagros realmente, actualmente no salgo porque por el cambio climático o lo que sea, las tormentas son sumamente fuertes sobre estos lares y por los medios se realizan advertencias por las descargas eléctricas que se han llevado vidas, al hacer contacto con el alambre.

Los higos, que ricos, podés ponerlos en almibar y atrapás su sabor por mucho tiempo.

Las cucarachas son inmortales, jajaja.

Fernando dijo...

Fue todo milagroso, Alma: al anochecer estaba despejado, durante la madrugada se cubrió y me desperté un minuto antes de que empezara a llover. Lo vi como un pequeño milagro.

Hummm... También tiene encanto que sólo duren un mes. No es como el resto de la fruta, gracias a los invernaderos la puedes tomar todo el año.

Jajajaja... Esa va a ser la explicación.

Luisa dijo...

¡¡¡Ah, ahhhhh!!!! Tercer comentario que se me pierde...

Luisa dijo...

¡¡¡¡Ah jajajajajajaj que tienes moderación de comentarios!!!! jajajajajaja

Sorry, borra todos menos uno :)

Fernando dijo...

Todo acaba llegando, Luisa. Gracias de corazón.

dijo...

Buenísimo....jjj
Saludos fraternos